La creación de consejos es una práctica muy común en grandes corporaciones y muy poco presente en medianas y pequeñas empresas. Hace poco tuve la ocasión de hablar con una colega sobre el tema. Dejo aquí mis ideas al respecto, nutridas también de mi experiencia como miembro de Consejos y el resultado de la experiencia de contar con un Consejo que me ayuda regularmente en mi propia empresa.
Un mecanismo particularmente útil para avanzar en la empresa con independencia y con espíritu crítico es lo que podemos llamar un Consejo. En mi opinión ha de estar formado por 3-4 personas que participan en el debate con sugerencias incentivadas por la propiedad o la dirección de la empresa. Es conveniente que sean personas de fuera de la organización y que ayuden dando su punto de vista en tres o cuatro momentos del año sobre temas vitales y decisiones a las que se enfrenta la compañía.
Sus características:
- – Los miembros del consejo no están limitados a la propiedad; pueden ser gente de confianza de la dirección, externos a la empresa.
- – Es un cuerpo duradero (mínimo dos años) y se reúne de 3 a 5 veces al año.
- – No autoriza decisiones, ni busca consenso. Sólo crea espacio de conocimiento (porque son personas que vienen con diferentes perspectivas)
- – No cobran por formar parte del consejo. Al menos al principio.
- – No se le llama “Consejo de Administración”; busca un nombre que clarifique su objetivo como “Comité para el largo plazo”, “Equipo de planificación”, etc.
¿Cualquier empresa lo puede montar? Yo no lo recomiendo sólo a cualquier empresa, sino a cualquier persona que tenga una actividad económica y lleve al menos 12 meses facturando.
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